
Olor a jazmín y dama de noche. Familias con bolsas de bocatas, pandillas comiendo pipas, pared encalada proyectando fantasías. Los hombres, con pantalón corto, las mujeres con tirantes. El primer airecillo, a las once de la noche, da un respiro tras el implacable calor del día.
Recuerdos de siempre.
Esencia de los veranos de mi ciudad.