Hace unas semanas, la BBC reflexionaba sobre la "desaceleración" de la economía china, tras una serie de años de vértiginoso crecimiento .
Como razones principales, se indicaban, por una parte, la crisis sufrida por sus principales mercados de exportación, Estados Unidos y la zona euro; pero también la necesidad imperiosa que tiene el país de avanzar en innovación para abandonar la etiqueta que lo asocia a país fabricante de productos de bajo costo.
El artículo, sin embargo, finalizaba recordando que "en un país orientado a la conformidad, en lugar de a la creatividad, se necesita algo más que dinero para impulsar esta industria..."
Y tan válida es esa reflexión, como otra del autor del libro "The next Asia", donde asegura que, del mismo modo que China debe adoptar un crecimiento más lento como consecuencia natural de su imperativo de reequilibrio, "el resto del mundo debe pensar en cómo le hará frente cuando lo haga"...
¿Made in Europe?
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