Marina Abramovic, una pionera del arte de la performance, empezó en los años 70 utilizando su propio cuerpo como sujeto, objeto y medio de su trabajo. Para la exposición retrospectiva de su obra que organizó en 2010 el MOMA "Marina Abramovic: The Artist is Present" Marina ofrecía un minuto de silencio mirando a los ojos de los visitantes que quisieran sentarse frente a ella. Marina ya utilizó la performance incluso para poner fin a una relación amorosa intensa en los 70 con su pareja, Ulay: cuando vieron que la relación se desmoronaba decidieron recorrer la Muralla China, cada uno desde un extremo, para encontrarse en el centro, darse un fuerte abrazo y no volver a verse.
Muchos años después, Ulay fue uno de los visitantes que acudió a la exposición del Moma y lo que sucedió durante
ese minuto de silencio es sencillamente... sublime.
A veces, en un minuto, cabe una vida...