Pistas radiantes y gradas llenas.
La feria de las vanidades reluce bajo el sol.
En la arena, dos gladiadores. Rafa Nadal y Roberto Carballés. Duelo de altura, exhibición de maestría y de saber hacer en ambos casos.
En un deporte como el tenis, en el cual el factor psicológico tiene tanto peso, es sobrecogedor contemplar de cerca el nivel de concentración, de superación, y, sobre todo, de autocontrol, que exhibe Nadal, auténtica leyenda viva del deporte mundial.
Es el competidor definitivo.
Y, además de eso, como dice mi hermana, el único icono de verdad que hay en nuestro país.