Mientras veía ahora el cartel que anuncia un showroom de mi hermana en Malasaña, recordaba un artículo que leí hace poco en algún blog americano, y que hablaba de que comprar productos locales es estupendo, pero apoyar realmente a los emprendedores locales, requeriría dar un paso más: comprar a las personas.
El artículo hablaba de sensaciones que todos hemos tenido al entrar en tiendas vacías, o en mercadillos artesanales, y ver la decepción de su vendedor una vez que salimos sin compra. Porque, ciertamente, un pequeño negocio es parte importante de la vida y de las ilusiones de quienes lo emprenden, y en él hay muchas expectativas de aceptación y de aprecio puestas.
El artículo termina diciendo que "cada consumidor potencial lleva consigo el poder de validación o de rechazo". Es importante que lo recordemos ahora que comienza el desenfreno de las navidades y cada uno de nosotros podría decidir no hacer todas las compras en los lugares impersonales...