A partir de ahora, las marcas podrán medir
científicamente las sensaciones que los usuarios experimenten al ver anuncios
en vídeo en Internet. Una empresa ha creado una aplicación, que, utilizando algoritsmos de visión, detecta, a través de webcams y cámaras móviles, las expresiones faciales y los gestos que reflejan el estado emocional del usuario: disgusto, atención, sorpresa... Siempre con el consentimiento del usuario, claro está.
La pregunta es, ¿podrán captar también el recelo?