Muy cerca de las Ramblas barcelonesas, existe una chocolatería que parece sacada de un cuento. Es un lugar pequeñito y acogedor, y se llama "
Chök, the chocolate kitchen". Tras el mostrador hay todo un panel lleno de rosquillas de chocolate de más de 30 tipos, que se hornean cada día en el local, y que ponen a prueba la fantasía de los que un día deseamos que el cuento de la casita de la cholate existiera de verdad.
Ahora que he vuelto a ver muchos capítulos de Pippi, gracias a mis niños, he redescubierto con ellos la bombonería del pueblo en el que vivían Pippi y sus amigos Tommy y Anika; y he sonreído reafirmando el mágico poder del
chocolate para hacernos revivir los más emocionantes momentos de nuestra niñez-
