La idea de la tecnología como aceleradora de los procesos de innovación, llegó tarde a las discusiones que se celebraron en el año 2000 en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, para fijar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Ahora, de cara a fijar la agenda para después de 2015, con siete mil millones de teléfonos móviles en el mundo, y un avance vertiginoso de las tecnologías de la información y comunicación, parece que existe una buena oportunidad para hacer más eficientes los proyectos de desarrollo basándolos más en los datos y adaptándolos mejor al contexto local de cada actuación.
La pregunta es, sin embargo, hasta dónde podrá llegar esa renovada aportación de la tecnología...