Y, sin embargo, en el interior del interior, como diría mi amigo griego Giorgios, celebramos igualmente la existencia de los libros y de las alas que nos regalan.
En estas semanas de confinamiento he paseado con Robert Walser; he seguido la alegría de Manuel Vilas; he vivido en una cáscara de nuez con Ian Mc-Ewann; y ahora estoy conociendo el mundo para Julius que describió para él Bryce Echenique.
Y todos ellos son en sí mismo recomendaciones.
Como decía Marcel Prévost, "el hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma"...
Feliz Día, ladytaconer@s.