Hace unos días visité una
exposición sobre la cultura y el arte de la dinastía Ming, que dominó China durante casi 300 años, un periodo de esplendor artístico y social que se conoce como el "imperio dorado" de su historia. Esta dinastía definía el verdadero triunfo de un gentilhombre Ming como la posesión de talento para "las artes de la caligrafía, la poesía y la pintura". Inicié el recorrido y pude admirar joyas exquisitas, porcelanas delicadas, tejidos suntuosos... Una pieza de cerámica tras una vitrina llamó mi atención. No sólo por su belleza, sino por la leyenda que la acompañaba. Se trataba de un plato de cerámica vidriada azul... pero no de un azul cualquiera. Era azul "ji qing", que, traducido, significa "el aspecto que tiene el cielo cuando cesa la lluvia"...
A veces la belleza se nos revela en ráfagas de una sobrecogedora sorpresa.
