Si hace unos días hablábamos de los espacios azules, hagámoslo hoy de los espacios verdes.
Cada año, entre 3 y 4 millones de personas en todo el mundo mueren como resultado de la contaminación del aire. Los árboles urbanos actúan en nuestras calles como barreras de contaminación, como filtros protectores de nuestra salud. Nos ofrecen belleza, armonía, confort térmico y confianza.
Todas las ciudades, grandes o pequeñas, deberían encontrar la manera de comprometerse en la creación de vínculos entre el sector de la salud y los espacios verdes.
Merecemos espacios públicos más frondosos, naturales, acogedores... Saludables.
Camina, escribe, dibuja