Vuelvo a Bruselas. Se están reiniciando los encuentros y las reuniones físicas. Vamos ganando confianza, aunque permanecemos cautos.
Paseo por sus calles. Me encuentro con colegas de diferentes países. Cada uno escribe la historia de la pandemia con su propia letra, y bajo la perspectiva de su única y exclusiva vivencia de esta experiencia sin precedentes.
Volvemos a ocupar las calles, los locales, las salas de conferencias, los museos. Sacamos brillo a costumbres que tuvimos guardadas en el cajón. Quizá hemos incorporado algo nuevo a nuestro modo de vivir.
Los informes oficiales nos decían, hace ahora un año, que el 94% de los consumidores habíamos realizado al menos un cambio desde que comenzó la pandemia, en relación sobre todo con la compra consciente, sostenible o ética.
Tendencias de abajo a arriba, que, en su modestia, quiero pensar, mientras paseo junto a los edificios de la Comisión Europea, que iluminarán los siguientes pasos.