El viernes imparto un taller sobre planificación territorial, que necesariamente, comenzará hablando de las tendencias globales, de las nuevas narrativas y del nuevo espíritu de época.
Inevitablemente pensaré en aquella fase inefable de mi querida película "Amanece que no es poco" que me hizo recordar hace unos días mi amigo Ramón. Pertenece a una escena en que dos feligresas, arrodilladas en un banco de la iglesia, rezan juntas elevando su mirada al cielo mientras dicen: “Señor, dános una visión global bastante aproximada”.
Grande Cuerda.