Y analizaba su frase Muñoz Molina, hace un tiempo en un espléndido artículo en el que explica cómo para Montaigne ocultarse implicaba "un grado de ocultamiento íntimo que no puede lograrse más que en la soledad. Uno tiene que poder retirarse a una trastienda de sí mismo, una arrière-boutique, dice Montaigne, en la que quede cancelada o en suspenso la presión del mundo exterior, donde no se escuche ese ruido permanente que nos acosa sin que nos demos cuenta"...
Escribe este artículo Muñoz Molina delante de un ventanal que da al Tajo, en Lisboa; yo escribo este post, esta mañana gris de febrero, frente a otro ventanal, que da al Mar Mediterráneo, en Barcelona. Miradores íntimos. Refugios que son trastienda.