La semana pasada participé en un Foro internacional organizado por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, en Barcelona. Fueron muchas las intervenciones inspiradoras, las reflexiones sobre cómo avanzar en los retos de conservación y de sostenibilidad a nivel global, y fue también grande la alegría de volver a ver a algunas personas a las que reencontré en este camino circular que es la vida.
Fue interesante escuchar reflexiones sobre la necesidad de incorporar el arte y las emociones a la causa ambiental, ya que son ellas las que mejor pueden transmitir un mensaje o una causa. Hablamos de cómo las Soluciones basadas en la Naturaleza pueden ayudar a resolver los retos sociales a los que, en estos momentos de urbanización galopante, se enfrentan las ciudades a nivel mundial. Y hablamos también de la necesidad de volver la mirada a cómo las comunidades indígenas trabajan para avanzar conjuntamente en los objetivos comunes. Y en este punto, uno de los intervinientes, nos hizo recordar que los sistemas indígenas más sabios de la Tierra avanzan, no sobre la lógica de la votación, sino sobre sistemas basados en consensos, cuya construcción es más lenta y compleja, pero, sin duda, más efectiva, sólida y duradera.
Mucho que aprender de la Naturaleza.
Mucho que aprender de los resortes de "resistencia" de aquéllos que han conseguido, aún en estos días, vivir cerca de ella y escucharla...
