Todo empezó con aquella primera web 1.0, una web estática, de lectura únicamente. Continuó con la revolución que supuso la web 2.0, que nos permitía ya publicar, compartir contenido, interactuar.
La web 3.0 conocida como la "web semántica", está permitiendo, gracias a la trepidante evolución de la minería de datos, establecer estructuras más organizadas y estandarizadas, y con ello impulsar una nueva era de inteligencia artificial y de internet de las cosas.
La Web 4.0, profundiza las capacidades de las máquinas respecto al lenguaje humano y difumina, con ello, las barreras entre mundo online y mundo offline. Los mundos virtuales se profundizan y los robots nos estudian atentamente para aprender de nosotros.
La evolución hacia la Web 5.0 va a permitir, de manera realista, la posibilidad de darle capacidad sensitiva y emotiva al ciberespacio, permitiéndole reconocer nuestras emociones o respuestas ante los eventos que nos suceden, o las informaciones que recibamos, para ofrecernos una mejor experiencia de usuario, sugerirnos la mejor oferta a nuestras inquietudes, ¿consolarnos?, alegrarnos, hacernos propuestas...
Una evolución bienvenida, prometedora, que sin duda aportará grandes beneficios en términos de progreso y de innovación en muchas áreas. Pero que genera también incertidumbres, debates morales y temores, ante los cuales, no faltan ya corrientes que abogan por un nuevo minimalismo digital.
(En la era de internet, las emociones también se virtualizan...).
