Encontré en su novela numerosas referencias feministas, que daban luz al papel de las mujeres tanto en las relaciones, como en la literatura. Su defensa férrea de Jane Austen me gustó por su contundencia y su lucidez: "... aquella observadora irónica, precisa disectora de los sentimientos humanos, divina estilista y autora de diversas obras (...); amada y odiada a la vez... ¿Es que las penurias femeninas carecen de importancia? Claro que si se trata de Flaubert, ya es otro asunto. Me dan pena los idiotas”.
Animada por tan fulminante comentario, me entregué en estos días de vacaciones a la re-lectura de "Pride and prejudice"...
Y confirmé su diagnóstico.