Desde hace ya algunas semana, muchos viernes, los padres y madres del colegio de mis hijos participamos en un corte de media hora de esa calle. Se trata de un gesto que se está repitiendo en Barcelona en numerosas escuelas, que se han organizado para reclamar entornos escolares más seguros y saludables, con menos tráfico, menos contaminación y menos ruido. El movimiento nació con el nombre de "revolta escolar" y se ha extendido desde Barcelona hasta Madrid, donde hay ya un número significativo de colegios que se quieren sumar también a esta lucha ciudadana. Y todo indica a que se va a extender internacionalmente, ya que comunidades escolares de Francia o Inglaterra ya han empezado a mostrar también interés en sumarse a las reivindicaciones.
El diario EL PAÍS se hizo eco hace unos días de esta iniciativa, y leyendo el artículo, me pareció muy relevante el comentario de una de las madres entrevistadas, que decía: "La ciudad tiene que ser amable para niños y mayores, necesitamos cortes de tráfico a la entrada y salida de clase. Pedimos un entorno seguro y a eso lo tenemos que llamar revuelta.... Da qué pensar".