En el mundo zoom en el que vivimos, primero fueron los fondos virtuales, que consiguieron difuminar el espacio en el que nos encontrábamos, ofreciendo, a los que así lo desean, un filtro de protección a su privacidad.
Después llegaron los llamados ruidos blancos, aplicaciones que permanecen atentas a los silencios que se producen en nuestras reuniones por videoconferencia, y si duran más de 3 segundos, rellenan el ambiente con música, para evitar silencios incómodos.
Finalmente, como cabía esperar, llegó la "zoom fatigue", que, para mi sorpresa, ya tiene su lugar en la Wikipedia.