Qué bonito es siempre volver a Madrid. La ciudad donde vive mi hermana. La ciudad a la que he ido casi cada año desde que ella se fue allí. La ciudad que me acogió en temporadas prometedoras, donde me perdí en paseos diarios por Chueca y Malasaña; y donde disfruto, cada vez, de su energía y su desenfado.
Decía Ernest Hemingway: "Nunca he estado en una ciudad donde haya menos razones para irse a la cama; y si me fui a la cama, para dormir".
Y ya estaría.